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CRONOS, DE PERE FORMIGUERA

(15.09.2000-10.11.2000)

La exposición de Pere Formiguera, Cronos, que abre esta temporada conjuga la sencillez formal y la riqueza y profundidad conceptual. Pere Formiguera ha retratado desde el mes de enero de 1991, una vez al mes y durante diez años, a 32 personas de su círculo personal cuyas edades oscilaban, al inicio del trabajo, de dos a sesenta y cinco años.

La riqueza de matices, tanto desde un punto de vista anatómico como fisionómico o incluso intelectual y psicológico, que presenta cada uno de los retratos de estas 32 personas en su evolución a lo largo de estos casi diez años, son la evidencia del paso inexorable del tiempo. Un tiempo que puede verse. Esta facilidad para poder ver el tiempo, que es posible gracias a la propia idiosincrasia del medio fotográfico, ha sido utilizada por Pere Formiguera en su total pureza. Formiguera ha ido al ABC de la fotografía, a eso que a uno de los más lúcidos pensadores sobre el medio fotográfico Roland Barthes, le conducía a pensar sobre el tiempo y, cómo no, a la idea de la muerte.

Como dice la comisaria en el texto del catálogo: “En su estudio, sobre un fondo neutro, desnudos, de perfil o frente al objetivo, hombres, mujeres y niños se someten al ritual del retrato. Fascinado por la exhibición ilusoria de la edad e identidad de los seres, por los imperceptibles cambios frente al objetivo, a medida que éste capta el paso irremediable del tiempo que, en apariencia, no fluye, Formiguera utiliza la fotografía como confrontación objetiva a la realidad, tomando partido por la simplicidad para que cada imagen exista por ella misma, con precisión y eficacia.

Este trabajo, basado en el respeto absoluto a los modelos en el proceso creativo, en constante esfuerzo para llegar a lo esencial eliminando lo superfluo, está construido según un procedimiento preciso.

Lo esencial de este fresco fotográfico gira alrededor de varios núcleos: el tiempo (mezcla de velocidad y pausa), la memoria (restitución y negación) y la distancia, o sea, lo privado y lo público (del sujeto al espectador). El hecho es aquí, manifiesto, visible, dejando huella de la multiplicidad y profundidad del individuo.

Formiguera no hace resaltar ningún rasgo específico de la personalidad que podría dominar y determinar la lectura. Cada una de las imágenes nos muestra algo profundo e íntimo: la confianza mutua, lazo a la vez invisible e intenso. Sería imposible imaginar el silencio que podría envolverlas porque no existe. En su lugar, cada imagen nos devuelve conversaciones, risas y complicidad.”

La espectacularidad de la muestra, así como su valor didáctico que enseña de modo comprensible y claro los embates del tiempo sobre el cuerpo humano, pueden apreciarse en el cuaderno didáctico editado.

Comisaria: Chantal Grande

Produce: Centro de Arte Santa Mònica de la Generalitat de Cataluña

Organiza: Consejería de Turismo y Cultura de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.