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''GROWING PAINS'', DE LUDOVICA CARBOTTA

(08.10.2021-09.01.2022)

 

La exposición Growing Pains (dolores de crecimiento) de Ludovica Carbotta nos adentra en las pequeñas historias. Cuando hablamos de historias, estas adquieren un carácter muy diferente en función de quién las piensa. Pueden ser absolutas o no, pueden ser también parciales, individuales, personales, puntuales y autobiográficas; hablamos de historias que buscan narrar y construir historias colectivas.

Son muchas las artistas y los artistas que, de forma intencionada o no, trabajan sobre esta cuestión desde diferentes miradas, nos cuentan «su» historia, nos invitan a pensar en «la» Historia (o en «las» historias). Una historia, escrita en mayúsculas o minúsculas, que se convierte en un tema transversal para muchas producciones artísticas por su carácter tan amplio y versátil. Aquí no hablamos de grandes narraciones, vamos a mirar a las de las esculturas que forman parte del relato que Ludovica Carbotta crea en torno a dos series: Die Telamonen y Paphos.

Estas cobran vida tras la producción de cada obra: primero es la escultura y después su caracterización. Tras la parte formal y matérica viene la de imaginar y construir las características y las memorias de los personajes, estableciendo una conexión entre la condición humana y la creación artística. Podemos hablar de estas dos fases de forma independiente: la de la producción del objeto, donde Carbotta trabaja como escultora; y la de dar «vida» a sus personajes, donde actúa desde el campo de la escritura. Además de este trabajo de crear (y producir) el objeto, la artista crea sus piezas desde el relato. Su producción opera desde la escultura, pero también desde la instalación, el dibujo, el video, la performance y la escritura. Aunque establezcamos esta distinción, en todo momento entendemos que la práctica plástica y la narrativa son una misma que forma parte de su práctica artística.

 

Dentro de su trabajo como narradora de historias, Carbotta piensa e imagina unas características y unas memorias que son asociadas a las esculturas. Estas, son dotadas, de alguna manera, de una «personalidad», son humanizadas. Los Telamonen nos invitan a pensar en la idea de familias a la vez que establecen un paralelismo entre los sistemas de reproducción escultórica y biológica. El origen y punto de partida de esta familia es Faustine Telamon, quien toma su nombre de la novela La invención de Morel deBioy Casares (1940). Carbotta ha creado para cada escultura de la serie un papel, una historia y una personalidad que posiciona y define a cada personaje dentro de la estructura familiar. 

 

La voz de la artista adquiere en la serie Paphos un carácter autobiográfico, nos habla de su experiencia durante un instante concreto: el confinamiento. Un momento en el que, además, la propia creadora estaba experimentando una serie de cambios en su cuerpo como consecuencia de su embarazo. Así, se plantea de una forma natural un paralelismo entre el cuerpo y la materia, entre el desarrollo humano y el del proceso de trabajo artístico entre la creadora y la escultura que va moldeando. Se establece una correspondencia entre las fases de desarrollo y de crecimiento del cuerpo humano y de la pieza. Esta obra, además, se convierte en un dispositivo que es capaz de generar experiencia, de generar memoria, llegando, de forma inconsciente, a fusionarse con su entorno, absorbiendo lo que la rodea e incorporando algunos de los elementos que podemos encontrar en el taller de la artista. El contexto se integra con la escultura y esta asimila lo que forma parte del lugar donde se crea.

 

Como continuación de esta serie, una de las piezas que se han producido de forma específica para esta exposición irá creciendo y transformándose a lo largo de la muestra. La Sala Verónicas se convierte así en espacio de producción, en escenario donde las obras van evolucionando a la vez que interactúan y dialogan con la arquitectura de la sala.

 

Ludovica Carbotta no busca hacer una representación fiel de un mundo que contempla, sino situar los conocimientos que adquiere de su propia experiencia para producir estos relatos asociados a las obras; adquiriendo cada una de ellas unas características concretas, y estableciendo un paralelismo entre el cuerpo y las esculturas. Realidad y ficción van de la mano para crear personajes imaginados que representan, en cierto modo, cualidades reales que corresponden al ser humano, invitándonos así a pensar en estos mundos posibles, en unos mundos imaginados. Pero, ¿dónde podemos dibujar una línea que separe lo real de lo ficticio?

 

Ana García Alarcón

Comisaria de la exposición