Facebook
COVID COVID

FRAGMENTOS URBANOS. TU FANTASÍA FAVORITA, DE JUAN CARLOS ROBLES

(18.05.2007-25.07.2007)

Las referencias a la ciudad, al comportamiento de los habitantes, a los reductos y los guetos, a los miedos y las aspiraciones de la sociedad contemporánea, son casi un lugar común y un tema recurrente en el arte actual y especialmente en el video arte y la fotografía. Esas alusiones a la ciudad, o tal vez más que a ésta a la vida “moderna” que anotamos, están imbricadas de referencias a espacios que se resuelven en no-lugares. Esos lugares en los que cada vez pasamos más tiempo y que a fuerza de frecuentarlos hemos convertido en un espacio casi-doméstico, en los que las nuevas tecnologías se erigen como protagonistas para convertirlos en salas de reunión, oficinas y “cuartos de estar” improvisados. En salas de espera de aeropuertos y estaciones, lugares asépticos sin referencias personales, se concertan negocios, se consultan e-mails, se habla con familiares y amigos que están en las antípodas, se mantienen relaciones. Estos no-lugares son signos de la contemporaneidad, espacios propiamente contemporáneos de confluencia. Convierten a los ciudadanos en meros elementos de conjuntos que se forman y deshacen al azar y son simbólicos de la condición humana actual y más aún del futuro.

El trabajo de Juan Carlos Robles elabora un discurso particular sobre la ciudad pero fácilmente extrapolable a cualquier otro lugar. Intenta recoger a través de su obra las luces y sombras que surgen del entrecruzamiento de estos dos extremos en tensión: una identidad ligada a un tiempo solar de tradiciones que nos sujetan a un territorio -que ya casi no existe-, y una nueva identidad expuesta a un mundo tecnificado con su lógica de inclusión/exclusión y la violencia que esta situación genera.

Las obras que Juan Carlos Robles presenta en esta muestra de la Sala Verónicas componen un recorrido por buena parte de su trabajo como autor de video y por los temas más recurrentes que, como decía antes, se trabajan en todo el mundo. Obras como Alpenflug nos traen directamente a la memoria los viajes que constantemente hacemos, pero también a la seguridad/inseguridad en los vuelos que desgraciadamente está en primera línea informativa. Estrada nos provoca varias reflexiones en un mismo plano. Por una parte la visión de la ciudad masificada y por otra visión de la jaula como habitáculo del hombre contemporáneo. El laberinto es una suerte de apropiación de un espacio y de su memoria personal. Una vuelta al pasado, para recoger vivencias abandonadas, apenas recordadas. Isla mágica nos trae una escena tan cotidiana -el espacio abandonado después del mercadillo- que casi es ya una parte insoslayable de la ciudad. La ciudad como mercadillo y el mercadillo como imagen de la urbe actual y a la vez de siempre.

Muchas veces la ciudad se resuelve en pequeñas aglomeraciones, retazos de la vida ancestral y la gente vuelve por unos días a sus lugares de origen buscando lo auténtico, lo propio que no se puede vivir en las ciudades despersonalizadas. En Viva las bestias y     One minute punk aparecen las fiestas y los iconos, donde se mezcla lo devocional con lo pagano, tal vez con lo irracional, pero donde la gente puede descargar su pasión, su fuerza, sus angustias, miedos y frustraciones, de la misma manera que en Fantasmas en mi mente, donde entre los rescoldos de la civilización, tal vez soportándola, se mantienen las viejas costumbres como el único asidero, la única conexión con lo auténtico. Éstas atraen a los colectivos que han abandonado los barrios de origen buscando una vida mejor que nunca llega. Las costumbres y las tradiciones recuperan y compactan la población y muchos intentan llevarse recuerdos de lo vivido. Dave the slave retrata el kiosco, la tienda de chucherías y de recuerdos, la venta de postales, retazos de la ciudad de la que pretendemos apropiarnos, llevarnos algún trozo para refrescar la memoria de lo que vivimos.

Comisario: Juan-Ramón Barbancho