(07.06.2006-23.07.2006)

El artista Enrique Marty (Salamanca, 1966), con un extenso currículo internacional, ha construido en Verónicas una instalación de cariz escenográfico creada de forma específica para las condiciones espaciales y connotativas de la sala. En su trayectoria, además de vislumbrarse como uno de los pintores con mayor personalidad de las últimas generaciones de artistas españoles, son comunes las intervenciones que teatralizan los espacios transformándolos. De forma paralela trabaja diseñando escenografías teatrales. Su obra, de hecho, se ha caracterizado por el uso de distintos lenguajes y géneros a un tiempo, rompiendo con la estrechez de géneros aislados en departamentos estancos.

En esta ocasión, el espacio ya de por sí escenográfico y monumental de Verónicas, ha sufrido una mínima intervención, algo no demasiado común en un artista caracterizado por el horror vacui. En este caso, Enrique Marty prácticamente deja desnuda la arquitectura de Verónicas interviniendo de forma exclusiva bajo el espacio de la cúpula y despertando la memoria del edificio.

Una escultura suspendida bajo la bóveda, una iluminación dramática, en concreto un potente halo de luz blanca que surge del suelo y que es el único foco que ilumina el espacio, y una neblina envolvente que evoluciona caprichosamente con la luz, son los elementos fundamentales de teatralización de la sala. Neblina, luz y escultura, distorsionan y alteran nuestra experiencia cotidiana de esta sala provocando sensaciones inquietantes por lo inesperadas. Una instalación que aunque parece ofrecerse como un shock a un solo golpe de vista, va descubriendo sus secretos lentamente. En ese intento de afectar todos los sentidos del espectador, Enrique Marty se desliza subrepticiamente con un proyecto que sobrepasa lo visual, acrecentando la sensación de misterio con los distintos sonidos que ocupan algunos rincones de la sala o el intenso olor que la envuelve.